Toda pareja vive junta o aspira a hacerlo en un futuro cercano. Muchos de ellos esperan, ya sea por motivos económicos, religiosos o por tradición familiar, a la llegada del matrimonio para hacerlo en un paso que les cambiará la vida para siempre.
Un cambio, el de abandonar la casa familiar o la casa de alquiler por una vivienda en propiedad que es la que determinará el salto de vivir en una casa a hacerlo en un hogar. Algo que, si bien genera mucha ilusión, exige de un desembolso económico inevitable que muchos de los familiares y allegados de los novios tratan de paliar poniendo su granito de arena.
Algunos eligen hacerlo a través de un ingreso en cuenta y otros a través de un detalle que saben va a hacer tanta ilusión a los novios como a ayudarles en ese proceso de conversión de inmueble a hogar al que toda pareja aspira, sobre todo tras darse el sà quiero ante los suyos.
En el caso de los primeros, los que optan por el ingreso de una cantidad en la cuenta conjunta de la pareja, suelen realizar ingresos en cuenta que empiezan, habitualmente, en 150 euros. Una cantidad que varÃa en función de la ciudad en la que tiene lugar en enlace, la relación que se tiene con estos y, claro está, las posibilidades de cada invitado a la boda.
Regalos para novios
No obstante, como ni todos pueden alcanzar esa cantidad, ni todos prefieren regalar únicamente dinero, cada vez son más los familiares y amigos más cercanos a la familia que complementan un ingreso o lo sustituyen por el regalo de muebles, elementos de decoración del hogar o electrodomésticos tales como las lavadoras, las secadoras, el horno, el aspirador automático o cualquier otro elemento destinado a dar personalidad al hogar o, al menos, a hacer más fácil su nueva vida de casados.
Cabe destacar que, los menos, que suelen ser los más pudientes, optan por regalar un viaje de novios, el traje de los novios o alguno de los complementos más vistosos para que lo luzcan tanto durante la ceremonia, como durante el banquete o incluso en cualquier otra ocasión especial.
Sea como fuere, y aunque se trata de una convención social extendida en todo el mundo y muy especialmente en España, lo cierto es que ninguno de los invitados tiene ninguna obligación de tener que realizar ni una aportación económica ni un regalo, pudiendo optar por un detalle conforme a sus posibilidades.
Y es que, aunque a menudo se nos olvida, la invitación a una boda es precisamente eso: una invitación que se realiza porque los novios consideran imprescindible la presencia de esas persona en el que esperan sea el dÃa más importante de sus vidas.
Por eso, si se les puede ayudar, se les debe ayudar con algún regalo para hacerles ver lo agradecidos que estamos de la invitación, aunque sea con un obsequio mÃnimo. Asà lo indica el protocolo. A menudo no se trata de lo que cuesta lo que se regala, sino el cariño con el que se hace.